¿Puede una mujer ser albañil?
¿Puede una mujer practicar la albañilería? Claro que sí, de hecho ya hay muchos ejemplos de mujer albañil. Veamos de qué se trata.
¿Puede una mujer ser albañil?
La albañilería dejó de ser un oficio únicamente de hombres. Muchas mujeres se lanzaron a la conquista de esta profesión. Pese a haberse encontrado al principio con algunas resistencias, lograron abrirse camino y viven de eso.
En algunos casos se volcaron hacia la albañilería por necesidad económica, es decir, buscando una salida laboral. En otros casos, el interés comenzó por la necesidad de hacer un arreglo en la casa y no contar con el dinero para tercerizarlo. Muchas de las albañilas actuales fueron hijas o parejas de albañiles varones, lo cual les dio la posibilidad de aprender mirando. Hasta que un día se lanzaron al ejercicio y… los primeros impactos a veces fueron duros.
¿Puede una mujer ser albañil?
Como toda conquista de un espacio nuevo, que históricamente la mujer no habitó, se despiertan resistencias. Cuando comienza con sus primeros trabajos una mujer albañil puede llegar a toparse con burlas, miradas extrañadas, acosos o varones dispuestos a enseñarle cómo hacer las cosas. Existe el prejuicio de que la mujer no será lo suficientemente fuerte como para hacer un trabajo pesado. Es habitual que ante su llegada los clientes se pregunten “¿y su marido dónde está?” asumiendo que el albañil es él. Incluso hasta de maneras inconscientes, sin ánimo premeditado de discriminar (o de autodiscriminarse), en obras donde conviven hombres y mujeres, ellas se ocupan de las tareas de limpieza.
Sin embargo, conforme van trabajando, terminan por demostrar que tienen exactamente la misma capacidad que un varón para realizar tareas de construcción. Es que la vocación y la destreza para un oficio nada tienen que ver con el género de las personas. De hecho no todos los albañiles hombres son musculosos y corpulentos, los hay también bajitos y menudos. Sin embargo eso no les impide trabajar.
Successful ecstatic young Caucasian man and female wearing overalls and carrying working instruments bumping fists together as sign of celebration, feeling happy and excited about doing great job
Una vez que una albañila tiene la posibilidad de demostrar su desempeño, el camino está allanado. Los clientes van formando una cadena de recomendaciones y el trabajo no falta. Quizás con el tiempo la sociedad se encuentre en otro escalón, en el cual las mujeres no deban demostrar a priori que pueden hacer algo solo por su condición femenina.
La mujer albañil suele ser buscada y especialmente valorada por ser más detallista y prolija. Además, muchas clientes mujeres se sienten más seguras contratando a una albañila.
“Soy mujer ¿dónde puedo aprender albañilería?”
Para suerte de muchas, la tendencia es que cada vez existan más cooperativas, vecinales o centros barriales que dictan cursos o talleres de oficios para mujeres. De allí salen no solo albañilas sino también carpinteras, pintoras, plomeras, electricistas, técnicas reparadoras de electrodomésticos, etc. Felices y empoderadas. Porque esa formación les permitirá tanto tener una salida laboral, como ahorrar lo que gastarían en reparaciones o remodelaciones de sus propias casas, pues pueden hacer los trabajos ellas mismas.
¿Es correcta la palabra albañila?
A propósito de la conquista de espacios, el lenguaje también es uno de ellos y como tal no es ajeno a las oposiciones. Desde algunos sectores se tilda de incorrecta a la forma femenina de un sustantivo cuyo genérico ha sido tradicionalmente asociado a lo masculino.
Si bien la palabra albañil es de género común, también es correcto el uso de la palabra albañila. Del mismo modo ya se han venido aceptando las formas femeninas de otros términos tales como presidente (presidenta). Vale decir que todos estos usos están avalados por la Real Academia Española.
¿Sos mujer y te dedicás a la albañilería?
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